La
participación a última hora de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial
(1914-1918) a favor de los aliados supuso ventajas para los Estados Unidos, que
ve incrementar su mercado y fortalecer su conciencia de gran nación. Empiezan
así unos años de prosperidad que convierten a Estados Unidos en la primera
potencia económica del mundo. Este logro va unido a un despegue político y
cultural. Son los “felices años veinte”, que se cerrarán con la caída de la
bolsa de Nueva York en 1929. En esta época encuentra su mayor esplendor la “Generación
perdida”, la cual presenta las siguientes características:
-
Supone la culminación de la literatura americana. Se trata de un conjunto de
jóvenes intelectuales que, decepcionados por las vivencias de la Primera Guerra
Mundial de la que habían sido testigos, introducen una nueva estética en la
narrativa americana. Marcados por la guerra e incapaces de reintegrarse en la
sociedad se encuentran desorientados, perdidos, sin esperanzas. Critican la
guerra, la falsedad de los políticos, los valores tradicionales y la opulencia
de la sociedad americana.
-
En sus obras mantienen la objetividad. El narrador se convierte en un mero
testigo que finge saber tan poco de los personajes como el propio lector. De
esta manera, hay un distanciamiento del narrador con respecto a los
personajes.
-
Hay también una visión múltiple de la realidad a través del empleo de
diferentes puntos de vista y del fragmentarismo en la presentación de
personajes y situaciones.
Destacamos
a los siguientes escritores:
1.
Hemingway: Destaca el extravío vital
de sus personajes, que combaten el miedo a la muerte mediante la aventura, la
violencia, el amor físico o la bebida. También hay un distanciamiento de los
personajes, ya que no se comentan sus sentimientos y predomina el diálogo. El
autor incluye elementos autobiográficos y utiliza oraciones breves propias de
un estilo que busca la economía expresiva. Dentro de sus obras destacan: Adiós
a las armas (que ofrece una visión decepcionante del amor y de la
guerra), Por quién doblan las
campanas (ambientada en la Guerra Civil española, es un canto al sacrificio
y la solidaridad), El viejo y el mar (sobre un viejo pescador
que se adentra en el mar en solitario), París
era una fiesta (que recuerda sus años de periodista en París y sus
contactos con los otros escritores de la Generación Perdida), Fiesta
(que se desarrolla en la Pamplona de los sanfermines).
2.
John Dos Passos :Describe personajes
de clase humilde en permanente lucha por la supervivencia. Es una literatura de
protesta, surgida de la indignación ante las diferencias sociales. En sus obras
utiliza un montaje cinematográfico a base de trozos de historias, de
conversaciones, recortes de prensa y todo tipo de materiales fragmentarios. El
autor utiliza también el protagonista colectivo y la simultaneidad de acciones
que leemos en progresión. Cela en La
colmena iba a tomar estos elementos.
Entre sus obras podemos mencionar Manhattan Transfer y la
trilogía USA, en las que la ciudad se convierte en el
protagonista colectivo. En estas novelas nos ofrece la cara oculta de América,
corroída por la frivolidad y la degeneración.
3.
Scott Fitzgerald: Presenta un mundo
en el que el hombre, desesperado en busca de un ideal, fracasa finalmente.
Plasmó en sus obras la desorientación y el malestar de la época. Escribió El gran Gatsby. Hay un narrador
testigo (el primo de Daisy) que no participa en las acciones principales, pero
se ve afectado por ellas. En la obra el autor retrata a una generación sin
valores morales y deslumbrada por el éxito social y el dinero. Gatsby es un joven rico que organiza en su
inmensa casa grandes fiestas, a las que invita a Daisy, casada con un
millonario. Todo lo hace para conquistar a Daisy. Ella se siente halagada y da
la impresión de acceder a sus pretensiones, pero
no es así, sino que sigue con su marido, que también tiene una amante casada.
Daisy atropella a la amante de su marido, pero terminan echándole la culpa a
Gatsby, que muere por un tiro del marido de la víctima. A su entierro, apenas
se presenta nadie, ni siquiera Daisy.
4.
William Faulkner: Enmarca sus
narraciones en un condado imaginario, que simboliza el mundo rural sureño en el
que perduran la esclavitud, la intolerancia y los instintos primarios. Faulkner
pinta un mundo caótico, macabro y grotesco. En lo formal, usa el punto de vista
múltiple, el monólogo interior, la fusión de tiempos pasado y presente y un
estilo lento y cuidado en el que abunda la subordinación. La obra es un puzzle
de materiales que el lector ha de organizar. Destacan: El ruido y la furia,
¡Absalón,
Absalón! y Mientras agonizo que narran
desde diversos puntos de vista la decadencia de diferentes familias. En Santuario,
pretendía inventar la más horrible historia que pudiera imaginar; habla de una
joven violada por un gánster y recluida en un burdel.
5. Steinbeck : En sus novelas se aprecia
la protesta social y la narración se presenta con sencillez. Destacan sus
obras: Las uvas de la ira, sobre una familia que emigra a
California en busca de trabajo durante la depresión económica de los años
treinta. Esta familia sufrirá el rechazo social y salarios miserables. El hijo
luchará por reivindicar los derechos de los trabajadores. La perla, sobre los abusos de
los estamentos blancos sobre un poblado indio.
Al este del Edén. En esta obra un padre, abandonado por
su mujer, educa de manera severa a sus dos hijos. El primero es obediente y
trabajador, pero el otro es más rebelde y no soporta la ausencia de la
madre. De ratones y hombres, que
denuncia las condiciones de vida en el campo californiano.
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Mª Rita Ramilo Costas
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